HISTORIADOR. - Nació en Ambato el 7 de Julio de 1812. Hijo legítimo de Mariano Cevallos, Administrador de Correos de Ambato y propietario de una casa en la Plaza Mayor (a su vez hijo natural del Gobernador Pedro Fernández de Cevallos) y de Victoria Villacreces, dueña de la hacienda Chiquilchas en Pelileo, que viuda de Cevallos contrajo segundas nupcias con Pedro Alcántara Darquea y Endara; todos ambateños.
Debió realizar sus estudios primarios en Ambato con algún pedagogo privado. Luego viajó a Quito a cursar Humanidades y Filosofía en el Seminario de San Luis y desde 1828 estudió Jurisprudencia.
Desde joven había sido bastante disipado. "Di en andar de cotarro en cotarro, chancoteandome en esta casa, jugueteándome en la otra, bebiendo, cantando con la de más allá, dándome un verde por las huertas de Ambato, pavonadas repetidas por los edenes de Guano, por los Chambos y Pallatangas, siempre en movimiento siempre con amigos y amigas, sino realizándolos, siempre haciendo paraíso". Su biógrafo Mera diría después: "Se entregaba a sus anchas a bailes y paseos báquicos por las huertas, se casó y siguió tunante, llegó a ser padre y se mantuvo en sus trece", pues por esa época contrajo matrimonio con Leonor Vela Baca .
La noche del 10 de Noviembre de 1835, mientras asistía en Riobamba a un baile celebrado en casa del Gobernador Cor. Nicolás Vásconez López-Naranjo, se suscitó un odioso incidente con el General mulato Juan Otamendi; por cuanto al llegar éste último a la fiesta en
(1) Mariano Cevallos fue una persona importante y benévola, en la guerra de la Independencia favoreció a patriotas y realistas. A los primeros, dándoles garantía cuando eran capturados por orden del General Toribio Montes y antes había favorecido al teólogo Dr. Miguel Araujo y al Corregidor Ignacio Arteta, facilitándoles la fuga y poniéndolos a cubierto de la persecusión activada contra ellos, por los patriotas.
compañía de su esposa, nadie se había dignado cederle su asiento a ella. Otamendi reclamó como era justo y en un momento dado hizo un ademán de sacar la espada, recibiendo un pistoletazo de Vásconez, que sin embargo no le causó herida alguna. Entonces alcanzó a Vásconez en el estómago, con tan buena suerte para el Gobernador, que la lanza chocó contra la gruesa hebilla de su cinturón, sin herirle. Otamendi se retiró airado y como a eso de la una de la mañana, regresó a caballo y en el patio insultó a los presentes, que pasaban de ciento cincuenta. El joven Daniel Salvador disparó cerca de Otamendi y lo enfureció, al punto que él y sus ayudantes empezaron a alancear a la concurrencia, con un saldo de varios muertos y heridos. Salvador no fue el que llevó la peor parte pues salió con nueve cortes aunque de poca consideración, mientras el Dr. Camilo Quiroga recibió un lanzazo en el esternón y murió. Pedro Fermín Cevallos quedó herido en un brazo, pero sanó poco después, quedándole únicamente el recuerdo del mal momento.(2)
Parece que esta dura experiencia le hizo meditar en la importancia de la vida y dejando a un lado las fiestas y saraos en que se hallaba desde hacía algún tiempo, se contrajo a terminar su carrera hasta graduarse de Doctor en Jurisprudencia, incorporándose como abogado ante la Corte Suprema de Justicia.
"Entonces se le notó afición a la lectura, si bien solo gustaba novelas, pero poco a poco los estudios históricos geográficos y literarios llegaron a ser su pasión dominante".
En 1847 fue electo Diputado por el Pichincha en reemplazo del Obispo de Cuenca Pedro Antonio Torres, que había perdido la nacionalidad por floreano, y por sus ideas liberales figuró como protector de la sociedad "Amigos de la Ilustración". Era un joven saludable y amiguero, muy alegre y bailarín y por tanto enamorador del bello sexo, al que dedicaba buena parte de su vida.
(2) Según el propio Cevallos, había escrito el Cuadro sin examen, por simple informes y con la ligereza que se hace todo lo que es para periódico.
En 1849 fue miembro activo del partido liberal y luchó denodadamente por la candidatura del General Antonio Elizalde. El 50 formó parte del grupo Urbanista. El 51, al renunciar la secretaría de la Cámara de Diputados el Dr. Javier Espinosa por no firmar el decreto de expulsión de los Jesuitas, "quiso tener la gloria de firmarlo y pidió que le nombrare sustituto de Espinosa, aunque mas tarde cambió de ideas y los defendió en sus obras" y para la Asamblea Constituyente de 1852 permaneció en dicha Secretaría compartiéndola con Pedro Bustamante.
A fines de año pasó a Guayaquil designado por Urbina para el desempeño de la Fiscalía de la Corte Superior de Justicia de ese Distrito. El 53 volvió a la capital con igual carácter, para estar Junto a los suyos, y dándose cuenta del tiempo perdido, "concentró su voluntad al estudio hasta convertirse en fuente de potencia creadora".
Por eso el 54 escribió en "El Fígaro" sobre asuntos literarios especialmente del género jocoso dando a conocer su perfil amable y diverso y en "El Filántropo" publicó sus famosas "Cartas Tauromáquicas" con críticas de costumbres; pero eso sólo constituyó el principio de su vasta carrera como hombre de letras pues el 55 editó en "La Democracia" un "Cuadro sinóptico de la República del Ecuador" que contiene en esquemas los acontecimientos principales de la nación. La aparición del cuadro le ganó una sonada polémica con Miguel Riofrío. En 1861, formando parte del grupo de Garcia Moreno, concurrió como Senador al Congreso.
Entre el 61 y el 62 apareció con su firma en "El Iris", publicación literaria, científica y noticiosa fundada en Quito en 1861 por el pedagogo neogranadino Benjamín Pereira Gamba, cuatro siluetas de ecuatorianos ilustres, conteniendo otras tantas biografías de Pedro Vicente Maldonado, Juan de Velasco, Juan Bautista Aguirre y Antonio de Alcedo, trabajos que fueron considerados una halagüeña forma de preparación para escribir su historia del país ´pues a todos admiró y comprendió, realizando sus biografías con el recato de no herir ni deslumbrar y en “El Filántrpo de Guayaquil sacó sus “Cartas Tauromáquicas” sobre las lidias de taros que se hacían en la plaza mayor de Quito, dentro de la línea costumbrista tan en boga en esa época.
El año siguiente, en 1862, dio a la luz su primera obra completa bajo el título de "Breve Catálogo de errores en orden a la lengua y lenguaje castellanos" en 207 páginas y tal fue su éxito que pronto se realizaron cinco ediciones.
El Breve Catálogo es una obra inspirada por "Las Observaciones sobre la lengua castellana" del colombiano Ulpiano González dividiéndose en siete partes, a saber. 1) Errores de pronunciación o de simple intención, 2) Errores de significación y de construcción, 3) Errores de género, 4) Errores de número, 5) Errores de acentuación, 6) Algo sobre Galicismos, y 7) Breve catálogo de Galicismos. (3)
El 64 publicó como texto unas breves "Nociones de Historia Natural". El 66 editó en Guayaquil la biografía de su amigo el poeta Juan León Mera en 59 páginas, que le malquistó con Juan Montalvo, quien dijo: "Ha tomado a pecho la ímproba tarea de volver ilustre a un hombrecillo".
Desde el 61 venía desempeñando la cátedra de Procedimiento en la Universidad Central, de suerte que cuando en 1867 editó "Instituciones de Derecho Práctico Ecuatoriano" en 349 páginas, en la imprenta de los huérfanos de Valencia en Quito, hizóle un gran favor a sus alumnos y colegas en generaly recibio la cátedra en propiedad.
El 67 concurrió al Congreso y se opuso a la política del Ministro del Interior ¡Manuel Bustamante, yerno del presidente Jerónimo Carrión, quien, mal aconsejado, dispuso la prisión de varios senadores de la República, entre los cuales se encontró Cevallos, pero como a las pocas horas de tomada esa medida se cayó el gobierno, recobró inmediatamente su libertad. Ya tenía finalizado el “Resumen de la Historia del Ecuador desde su origen hasta 1845”. (4).
(3) Cevallos era tan preocupado de la corrección del lenguaje que oyendo en la calle a unos muchachos que irían al campo a cazar parajillos con sus bodoqueras. Díjoles: "Cervatana han de decir, jóvenes, que ese es el nombre correcto".
El 68 viajó a Lima y dejó imprimiendo el primero de los volúmenes del "Resumen" que apareció recién en 1870 causando gratísima impresión al país. Pronto la obra se convirtió en un clásico de las letras patrias, buscada por alumnos, profesores y público lector en general como el único libro de Historia del Ecuador que se podía Adquirir.
El Plan General de la obra se dividió en seis tomos. El primero contiene la historia de los aborígenes y la conquista copiado íntegramente de Juan de Velasco. El segundo, el período colonial, está basado en los escritos de Prescott. El tercero trata sobre la revolución de la independencia aunque debió hacerlo en una mayor extensión porque los hechos se encontraban aún frescos en su tiempo; sin embargo la narración es rica y el anecdotario barroco y por eso se ha dicho que en el mucho detalle Cevallos entorpeció el conjunto. El cuarto, narra el período Gran colombiano. El quinto, comienza con la época republicana y llega hasta la revolución del 6 de Marzo de 1845 y el sexto tiene la Geografía Política del Ecuador.
Originalmente la obra tenía un séptimo tomo que jamás llegó a publicarse, con documentos importantes, muchos de ellos inéditos, que Cevallos llevó a Lima, dejó en poder del editor y se perdieron a la muerte de éste en 1874, sin que se pudiera recobrar a pesar de los esfuerzos realizados. Mas, como conservaba el duplicado de algunos de ellos, los distribuyó entre los seis tomos primeros a guisa de apéndice en la segunda edición impresa en Guayaquil en 1886, que salió corregida y aumentada y extendida hasta ese año en algunas materias de Geografía Política.
(4) Como Cevallos no tenía fondos para editar su Resumen, lo envió a diversas partes dentro y fuera de la República en busca de editor que lo aceptase, también se había buscado el desesperado medio de las suscripciones y hasta hubo un decreto de protección oficial que las penurias del estado no permitieron cumplir. Así pues, el autor debió guardar los manuscritos, completamente desalentado. Mas en 1868 su amigo el Dr. Julio Castro Bastús ocupo el ministerio de Hacienda en el gobierno del Dr. Javier Espinosa y firmó una orden de pago por todo lo que el tesoro debía a Cevallos por sueldos y pensiones atrasadas, radicando dicho pago, para que fuese mas factible, en la tesorería de Manabí, que tenía derechos de Aduana. Con eso tuvo Cevallos bastante y pudo viajar a Lima, donde fue ayudado por Vicente Emilio Molestina y llevó a cabo la publicación de la obra en 1870. La segunda edición de Guayaquil de 1886 salió tan plagada de errores tipográficos que algunos amigos suyos le escribieron desde el exterior, que la publicara nuevamente en Madrid o en París.
Y para terminar con el Resumen cabe indicar que había sido comenzado en 1852 cuando Cevallos tenía cuarenta años, edad propicia para las grandes empresas del intelecto, de suerte que su elaboración demoró cosa de dieciséis años a través de la paciente revisión de archivos, recolección de documentos y ordenamiento de ellos, búsqueda de informes orales y escritos y testimonios fehacientes. Fue pues, un trabajo por demás arduo, realizado sin descuidar sus labores abogadiles que precisaba para el mantenimiento de su hogar.
La crítica no dejó de opinar acerca de su bondad o defectos. Mera indicó que adolecía de pecadillos contra el idioma. El Arzobispo Pólit, ya en nuestro siglo, dijo que había sido escrito en estilo bastante almidonado y tieso, imitando en eso a los historiadores clásicos. Manuel J. Calle acusó a Cevallos de ser un mero continuador de Velasco y de adolecer de falta de penetración, de no tener la perspicacia y peor la dignidad, energía e independencia necesarias por el miedo de Cevallos a tratar las cuestiones que se rozan con la persona del General Juan José Flores, pues por todos era conocido que el Dr. Antonio Flores Jijón era amigo de Cevallos y hasta se interesó en su Resumen, poniendo a sus órdenes algunas colecciones de documentos para que se sirviera de ellas. Tobar Donoso, en cambio, ha manifestado que el Resumen fue escrito en estilo limpio y sencillo, siendo su defecto principal la limitación a la historia política, que relievara el expresidente Antonio Borrero cuando calificó a Cevallos de padre de la Historia Política del Ecuador. Sin embargo, a pesar de esos criterios y de otros más que se han vertido sobre el Resumen, la obra ha perdurado a través de los tiempos, no solamente por ser el primer intento serio de historiar al país después del realizado en la colonia por el Padre Juan de Velasco, sino también por las condiciones adversas en que fue escrito, cuando no se disponía de suficientes bibliotecas y la mayor parte de los archivos eran de difícil o inaccesible localización. Por eso se ha vuelto a editar numerosas veces en el siglo XX.
Cuando apareció su Historia del Ecuador en 1870 en Lima, recibió una carta de más de setenta páginas del Coronel Francisco Eugenio Tamariz, refutando numerosas afirmaciones sobre el período de las guerras de la independencia. Cevallos tomó debida nota y en la segunda edición de 1886 modificó todos los textos aludidos pero sin mencionar a Tamariz.
Desde 1871 en que el escritor neogranadino José María Vergara y Vergara había conversado en Madrid con el Dr. Julio Castro Bastus, acerca de la creación de las Academias de la Lengua en América, se veía con buenos ojos tal proyecto, que recién el 4 de Mayo de 1872 pudo llevarse a efecto en casa de Cevallos, quien recibió a los miembros designados en España y con los demás concurrentes nombraron a otros. Cevallos fue electo primer presidente de la Academia ecuatoriana de la Lengua. El 2 de Junio siguiente el presidente García Moreno aprobó la erección, el 13 de Noviembre la legislatura asignó una anualidad de seiscientos pesos para el funcionamiento y exoneró a la Academia del pago de franquicia postal. Las “Memorias” comenzarían a salir a partir de 1876.
El 74 dio a la prensa "Aclaración comprobada de la política de Vicente Rocafuerte" contestando unas críticas formuladas contra el Resumen. El 75 fue Ministro Juez de la Corte Suprema de Justicia y al año siguiente desempeñó la presidencia de tal organismo.
El 76 actuó como Consejero del presidente Antonio Borrero Cortázar para quien escribió un Informe, oponiéndose a la petición efectuada por el club "Rocafuerte libertad de estudios; cuyos miembros querían la convocatoria a una Convención Nacional para derogar la Carta Negra o constitución garciana de 1869.
Su involución ideológica desde un liberalismo romántico inicial hacia un cómodo conservadorismo, le impedía actuar de otra manera y a la caída de Borrero se quedó sin ambos empleos como estaba pobre se cambio a la casa de Rosario Orejuela, cerca de la Cruz de Piedra. En 1878 ejerció la presidencia del Banco de Quito, cuyo gerente era Alejandro Guarderas. El 79 editó un "Compendio de la Historia del Ecuador" para estudiantes, del que se conocen cinco ediciones hasta 1905, en 213 páginas.
En 1882 preconizó la candidatura presidencial de su amigo el ilustre poeta Julio Zaldumbide, pero el golpe dictatorial de Veintemilla, a favor de sí mismo, dio al traste con dichos planes.
En el período de Veintemilla (1876-83) permaneció en oposición pasiva, cuando cayó el régimen fue designado Ministro Juez de la Corte Suprema de Justicia y en 1886 ocupó por segunda vez la presidencia de tan alto tribunal.
En 1886 renunció el Ministerio en la Corte Suprema de Justicia y a la dirección de la Academia ecuatoriana de la lengua, pues empezó a perder la visión y no se sentía capaz para realizar esas elevadas tareas.
En 1887 publicó un texto de Geografía del Ecuador, que vio una segunda edición en 1888 y al aparecimiento de la Geografía y Geología del Ecuador del Dr. Teodoro Wolf en 1892, se conoció que Cevallos había sido por muchos años aficionadísimo a la geografía del país, recogiendo materiales para un Mapa y que con tal objeto había dibujado sobre hojas aisladas las provincias de la república, con el fundamento del Mapa de Maldonado, corrigiéndolo y completándolo con sus propias observaciones y con las de los geógrafos modernos, que tuvo la amabilidad de poner a disposición del sabio alemán y con ello le prestó un gran servicio, pues sus planos le sacaban en ocasiones de las dudas y le servían para completar en muchos puntos las provincias del interior.
En 1988 renunció a la Presidencia de la Academia cuando su achacose ancianidad y la ceguera no le permitieron ya atravezar los umbrales del hogar.
Siempre muy sociable y ya de edad provecta “frecuentaba la tertulia de la familia Gómez de la Torre, en cuyo seno era querido y tratado como si fuera miembro de ella. Por las noches solía ser su distracción favorita el juego de ajedrez con el Dr. Antonio Gómez de la Torre, respetable cabeza de una de las ramas de la mencionada familia".
Casado, tuvo en su cuñada Teresa Vela Baca a Adriana Cevallos Vela, a quien criaron los cónyuges Cevallos Vela como propia; con el andar de los años ella casó con el Coronel Elicio Darquea, propietario de una casa esquinera en la García Moreno y Manabí situada al lado de la iglesia de Santa Bárbara, donde finalizó sus días el historiador, pues carecía de recursos.
Este gran ecuatoriano falleció tras corta enfermedad en Quito, el 21 de Mayo de 1893, a la avanzada edad de 83 años, a consecuencia de múltiples achaques propios de la vejez, que no de otra cosa, pues murió tranquilamente y sin enfermedad visible.
Su estatura era mediana, amplía la frente y la cabellera hirsuta, negra y algo nativa. La tez blanquísima, nariz pronunciada, boca fina y aristocrática y mentón fuerte que le confería una gran dignidad. Férreo en sus propósitos, disciplinado para el trabajo, buen investigador de casos generales y de cosas particulares, pasaba por curioso y preguntón. Excelente gramático en una época en que esa ciencia no tenía cultores.
Junto a Francisco Xavier Aguirre Abad, Pedro Moncayo, Juan Murillo Miró y Pedro Carbo forma la primera plana de historiadores del Ecuador del siglo XIX, lamentablemente sufrió el influjo de la época garciana que trastocó el buen gusto liberal del país y por eso terminó siendo casi un reaccionario.
Cevallos era de carácter timido y por demás inestable y habiendo comenzado "Liberal y divertido" como él mismo decía, terminó beato de misa diaria, rosarios, novenas y todo lo demás, y hasta se hizo llevar el viático con campanilla "para que la gente supiera que el liberalote de Pedro Fermín Cevallos se había convertido".
Ya ciego, se hacía conducir por su amigo Federico Donoso González a quien tenía por cariñoso lazarillo, a las sesiones de la Academia ecuatoriana de la Lengua, hasta que finalmente terminó por renunciar dicha presidencia, dada su imposibilidad física.
La inconstancia de su carácter hizo que siendo amigo de confianza de Montalvo se metiera a biografiar al joven Mera con excesivos elogios, lo que molestó a Montalvo, enemigo jurado de Mera por cuestiones de familia; todo ello terminó por agriar las relaciones de Cevallos con Montalvo y se perdió esa vieja amistad.